Un rincón perfecto para unas tapas ligeras o una ensalada refrescante tras una dura mañana de museos. Encuentra el caminante un lugar por fin a la sombra donde saborear una buena copa de excelentes vinos de denominaciones no muy comunes en Madrid, lo cual el menor experto en caldos agradece muchísimo.
Tras un pequeño aperitivo, optamos por una ensalada de hojas de roble con tomates secos, cebolla confitada y tres quesos. Una delicia regada con un vinito estrella en Extremadura (el Habla del Silencio). Una de las dueñas de esta vinoteca-taberna, Elena, atiende a nuestro lado a una pareja que da buena cuenta de un menú de degustación de lo más variado. Cada uno de los cuatros platos (incluido postre) con un maridaje diferente escogido con cuidado y cabeza. Una buena idea para la próxima vez, por 28 euros por cabeza.
Y para redondear el picoteo, una tosta de solomillo de cerdo con tomate. Exquisito y nada pesado. A veces la sencillez es lo único que buscamos en un restaurante de tapas.
Los postres tenían una pinta deliciosa, como el volcán de chocolate... La próxima vez será. La carta no se limita a ensaladas y tapas; también encontrarás carnes, pescados, comida francesa, italiana y española, siempre con una vuelta de tuerca interesante.
Nuestra cuenta: 21 euros. No es barato, pero la calidad de los ingredientes y el trato al cliente bien merece ese desembolso.
Encontrarás Le petit Bar muy cerca del Caixa Forum y el Reina Sofía en Madrid, de ahí que sea un plan perfecto para una jornada de exposiciones en la capital.
Propuesta de
